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“Oficial, llévate mi celular y mi cartera. Por si no llego a sobrevivir, no quiero morir como desconocido. Dale aviso a mi familia, por favor”, estás palabras calaron en lo más profundo del suboficial del sector Teotongo, Alberto Paredes Juárez, quien fue de los primeros en llegar al Puente de la Concordia, minutos después de la explosión de una pipa de gas.
De acuerdo con lo relatado por este elemento de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, él llegó al lugar y lo primero que vio fue a un hombre calcinado que no dudo en pedirle que buscara a sus seres queridos para que supieran lo que le había ocurrido.
“Era un micro el que se estaba incendiando, ya creo que el fuego ya le había llegado al tanque de combustible y éste explota. Sigo corriendo y cuando llego a sacar a la persona del tractocamión veo a esta persona totalmente calcinada y me da su celular y su cartera… Era un hombre que no se podía reconocer porque estaba totalmente calcinado, algo muy impactante fue que ya no tenía labios, tenía los dientes totalmente expuestos y me decía que no creía librarla”, relató el uniformado.
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Posteriormente cuenta que con ayuda de una persona que estaba en la zona, logró sacar el cuerpo de la unidad calcinada. Afortunadamente sí logró encontrar a los familiares de esta persona y les entregó sus pertenencias cumpliendo con su promesa; por desgracia le informaron que el señor había perdido la vida.
Sobre su participación en las maniobras de rescate, el suboficial Paredes Juárez, contó que al momento del estallido observó una densa nube de humo y gas que envolvió la zona, por lo que su patrulla se apagó por completo.
Y al bajar de la unidad policiaca, sintió que el calor era extremo, por lo que al caminar unos cuantos metros encontró a varias personas encendidas y otras más con quemaduras graves.
También vio como los vecinos de la colonia Lomas de Zaragoza salían de sus hogares, algunas otras con un extintor en mano, para tratar de apagar las llamas y auxiliar a los heridos.
Al ver la magnitud del problema, el agente ayudó a las personas a cruzar el muro de contención de la vialidad para ponerlos a salvo. Fue en ese momento en el que escuchó los gritos del hombre gravemente herido que estaba en la cabina de un tractocamión.
Hoy Alberto Paredes Juárez demostró que es hombre de honor y de palabra cumpliendo la última voluntad de un señor que hasta el último momento pensó en su familia.