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Esta mañana, los contaminantes atmosféricos en la Ciudad de México fueron incapaces de dispersarse debido a que se presentó inversión térmica, el nombre de un fenómeno que mantuvo en alerta a los capitalinos durante los años 80 y 90 y cuya persistencia, entre otros elementos, dio pie a varias políticas ambientales, incluido el programa “Hoy No Circula” y el de verificación vehicular.
Y lo curioso es que se trata de un fenómeno muy frecuente en invierno, no en verano, y que afecta la calidad del aire y la salud de las personas.
Los expertos de la Comisión Ambiental de la Megalópolis describen a la inversión térmica como el momento en el que una capa de aire caliente se queda encima de una capa de aire frío. Esa capa caliente impide que el aire frío suba y, con él, los contaminantes. Cuando esto sucede, el aire contaminado se queda atrapado cerca del suelo, por lo que pueden aumentar las molestias en personas con asma u otros problemas respiratorios.
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Lo normal es que el aire caliente suba y el aire frío baje. Así, los contaminantes que se generan en el primer nivel de la atmósfera sobre la ciudad pueden moverse hacia arriba y dispersarse.
Las inversiones térmicas son frecuentes en invierno, cuando las noches son más largas y frías, lo que permite que el suelo se enfríe más rápido, al igual que el aire que está en contacto con él.
Pero también pueden presentarse en verano cuando, como desde anoche, hay poco viento, el cielo se mantuvo despejado y la humedad fue baja, lo que provoca que, como en invierno, el suelo se enfríe, al igual que el aire.
La mañana de este 4 de julio, los reportes del Sistema de Monitoreo Atmosférico mostraron niveles altos de contaminación en algunas zonas del Valle de México, por lo que los contaminantes no podían dispersarse con normalidad, hasta el mediodía, cuando se dispersó por completo.