El es una fuente gratuita y renovable que si se aprovecha con inteligencia puede suplir una parte significativa de las necesidades hídricas de casas, negocios e incluso industrias.

La práctica de recolectar puede parecer una innovación moderna, pero en realidad representa una técnica milenaria que las civilizaciones han empleado como estrategia de abastecimiento hídrico. A través de los siglos, esta práctica ha evolucionado y diversificado sus aplicaciones, adaptándose a las necesidades cambiantes de las sociedades humanas.

En la actualidad, el agua de lluvia recolectada puede destinarse a múltiples propósitos domésticos. Entre los usos más comunes encontramos el suministro para sistemas sanitarios, el funcionamiento de electrodomésticos como lavadoras, y tareas de limpieza tanto en patios como en aceras.

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Además, resulta especialmente valiosa para el riego de jardines y plantas ornamentales, así como para proporcionar agua a mascotas y ganado. Sus aplicaciones se extienden también a la limpieza general del hogar y el lavado de vehículos, la alimentación de estanques decorativos y fuentes ornamentales, e incluso como reserva de emergencia para la protección contra incendios. Incluso, puede utilizarse para el aseo de animales domésticos.

LIMPIA PERO NO TANTO

Es importante comprender que, aunque el agua de lluvia es naturalmente pura en su origen atmosférico, durante su descenso y contacto con superficies como techos y canales puede recoger diversos contaminantes.

Estos incluyen microorganismos patógenos, partículas de polvo, residuos químicos y fragmentos de materiales de construcción. Por esta razón, los sistemas domésticos de aprovechamiento de agua pluvial incorporan necesariamente etapas de filtración y tratamiento.

La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales del gobierno federal es clara en que cualquier uso de agua de lluvia destinado al consumo humano debe precederse de procesos de hervido, desinfección o filtración para garantizar su seguridad.

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Los beneficios de implementar sistemas de aprovechamiento de agua de lluvia son considerables tanto desde perspectivas económicas como ambientales.

Desde el punto de vista técnico, estos sistemas se caracterizan por su simplicidad, ya que no requieren equipamiento extremadamente complejo y su mantenimiento resulta relativamente sencillo para los usuarios.

Económicamente, representan una fuente de agua completamente gratuita que se traduce en ahorros significativos en los recibos de servicios públicos y reduce la dependencia de las redes municipales de suministro.

El impacto ambiental positivo es igualmente notable. Al utilizar agua de lluvia para diversos propósitos, contribuimos a la conservación de las reservas naturales de agua dulce en ríos y lagos, recursos que enfrentan presiones crecientes debido al crecimiento poblacional y el cambio climático. Además, esta práctica forma parte de una estrategia más amplia de reducción de la huella ecológica personal y comunitaria.

MANOS A LA LLUVIA

La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) publicó un manual para instalar un sistema de captación de agua de lluvia, que aprovecha la infraestructura existente de las viviendas para recolectarla, conducirla, ser almacenada y utilizada durante la temporada de sequía o escasez.

Ventajas de captar lluvia:

* Es fuente de agua complementaria: utilizar agua de lluvia en actividades humanas, económicas e industriales. Se puede sustituir entre 50% y 80% de la demanda durante la temporada de lluvia

* Reduce impacto de inundaciones: El sistema tradicional conduce los escurrimientos pluviales por medio de tuberías, alcantarillas y desagües, hasta su descarga en cuerpos de agua, como ríos, sin que se aproveche

* Hidrata al subsuelo: Al infiltrarse el agua de lluvia, se promueve que sea retenida y absorbida por el suelo, lo que permite que se recarguen los acuíferos y los pozos

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