En medio del desinterés de la mayoría de los ciudadanos y en una jornada enmarcada por casillas vacías, acordeones, desinformación y confusión sobre las candidaturas, se llevó a cabo la primera elección del Poder Judicial.
El común denominador en la CDMX y la Zona Metropolitana fue la apertura tardía de muchas de las casillas y la ausencia de filas largas por la poca afluencia, a diferencia de las elecciones presidenciales o intermedias.
En algunos casos, la demora para la apertura se debió a la ausencia de funcionarios de casilla, lo que se resolvió de manera improvisada incorporando incluso a algún ciudadano que iba a emitir su voto.
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ABUES VEN FALLAS
En las casillas capitalinas, un porcentaje importante de votantes fue de adultos mayores, a muchos de los cuales se les complicó sufragar por ser la primera vez en la que eligen juezas, jueces, magistradas, magistrados, ministras y ministros. El tiempo promedio en la casilla fue de 20 minutos, aunque hubo quienes tardaron hasta 40.
Personas de la tercera edad se quejaron de que el diseño de la boleta era complejo e impidió sufragar adecuadamente porque tenía muchos colores, letras pequeñas que dificultan el entendimiento de la papeleta y no era intuitivo. Aunque se apoyaron con acordeones elaborados manualmente o de forma digital en sus celulares, votantes de más de 65 años en Ecatepec dijeron a este diario que les fue sumamente difícil encontrar a los candidatos de su preferencia, porque se “revuelven con tantos números y nombres”.
“Quisiera que la boleta hubiera sido más sencilla para nosotros los abuelos. La mayoría de los que votan son personas de más de 50 años que usan lentes como yo, no oyen, que ya no distinguimos colores o no sabemos escribir bien”, compartió José Antonio Estrada, de 63 años.
“Yo he sido víctima de los jueces corruptos, por eso estoy aquí desde temprano. El diseño de las boletas estuvo mal, parece que lo hicieron a propósito para que la gente se tarde. Me parece que el diseño fue miserable. Pudieron hacer una hoja completa, que fuera de letra grande, para las personas que estamos interesadas en votar, que veo que somos más los adultos mayores, porque la demás población de jóvenes y de adultos es totalmente indiferente, pasiva y les va como les va por esa falta de participación”, expresó René Osuna, de 72 años.
MAÑOSOS
Este ejercicio electoral no estuvo exento de prácticas del pasado, como obligar a los trabajadores a emitir su voto, como le ocurrió a la maestra Beatriz Solís Romero, del Estado de México.
“Soy profesora y, según, nos explicaron, pero muchos los marqué por marcarlos. Vine a esta casilla porque trabajo en el Estado de México y me exigieron el voto en mi trabajo”, afirmó la docente.