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En medio del debate por la salida de la comida chatarra de las escuelas de educación básica en México, un nuevo estudio internacional reveló que aproximadamente 17,110 muertes prematuras en adultos de 30 a 69 años en México durante 2016 podrían atribuirse al consumo de alimentos ultraprocesados (UPF).
La investigación, que analizó datos de ocho países, identificó la relación directa entre el consumo de estos productos y el riesgo de mortalidad. Por cada aumento de 10% en la proporción de UPF en la dieta diaria, el riesgo de muerte prematura se incrementó un 2.7%.

México presentó un nivel intermedio de consumo de UPF, representando 24.9% de la ingesta energética total de la población. Esta cifra contrasta con países como Colombia y Brasil, donde el consumo es menor a 20%, y con naciones como Estados Unidos y Reino Unido, donde supera el 50%.
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El número de fallecimientos relacionados con UPF en México (17,110) se ubica entre las 2,000 muertes registradas en Chile y las 124,000 en Estados Unidos.
Según los números más recientes disponibles, 17,000 personas viven actualmente en la Unidad Habitacional de El Rosario, al norte de la Ciudad de México, por lo que la mortalidad por el consumo de alimentos ultraprocesados en nuestro país sería equivalente a desaparecer a los vecinos de esa popular colonia.
¿El consumo de alimentos ultraprocesados está a la alza?
El Dr. Eduardo Nilson, investigador líder de este trabajo desde la Fundación Oswaldo Cruz de Brasil, explica en las conclusiones que “es preocupante que, mientras que en los países de ingresos altos el consumo de ultraprocesados ya es alto, pero relativamente estable durante más de una década, en los países de ingresos bajos y medios el consumo ha aumentado continuamente”.
"Esto demuestra que se necesitan urgentemente políticas que desincentiven el consumo de alimentos ultraprocesados a nivel mundial, y promover patrones dietéticos tradicionales, basados en alimentos locales frescos y mínimamente procesados”, concluye.
