La moda y el exceso de información sin confirmar con expertos es el caldo de cultivo de una serie de mitos sobre lo que es bueno o malo para comer.
Ante este desafío, la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, a través de su Clínica de Nutrición, presentó un informe que desmiente diez conceptos frecuentes sobre alimentación que carecen de respaldo científico.
De acuerdo con los expertos universitarios, estos mitos provocan confusión y promueven hábitos que, lejos de mejorar la condición física, pueden derivar en problemas de salud a mediano y largo plazo.
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Por ejemplo, contrario a la creencia popular, las proteínas vegetales ofrecen beneficios comparables a las de origen animal. Las leguminosas, semillas, y otros productos vegetales contienen menos grasas saturadas y colesterol, además de aportar fibra y antioxidantes.
La clave, según los especialistas, radica en combinar estas proteínas con cereales como arroz, maíz u otros granos para obtener un valor nutricional equiparable al de origen animal. El arroz con frijoles es uno de los mejores ejemplos de esta combinación ganadora.
Otra idea que se debe combatir es la demonización de los carbohidratos. Los especialistas de la Clínica de Nutrición enfatizan que estos componentes resultan indispensables cuando se consumen en cantidades adecuadas y de fuentes integrales.
Las tortillas, elotes, leguminosas, verduras y frutas aportan carbohidratos de calidad que el organismo necesita. Las dietas cetogénicas o bajas en estos nutrientes deben seguirse únicamente bajo supervisión profesional y en casos específicos.
¿Cómo afectan los aceites vegetales a la salud?
El informe de la Ibero aclara que estos productos no representan un riesgo per se, sino las prácticas inadecuadas como sobrecalentarlos o reutilizarlos frecuentemente, lo que altera su composición química.
La recomendación consiste en utilizar técnicas apropiadas de cocción, como evitar que ahúmen, y seleccionar aceites de calidad para las preparaciones cotidianas.
RESTRICCIÓN INNECESARIA
Salvo en casos de enfermedad celíaca o intolerancia comprobada, eliminar el gluten resulta innecesario e incluso contraproducente. Una dieta sin gluten puede generar deficiencias nutrimentales y representa un gasto económico mayor para las familias mexicanas.
Los especialistas recomiendan abstenerse de esta restricción cuando no existe una indicación médica clara, basada en síntomas como dolor abdominal, problemas digestivos o fatiga persistente.
Y hablando de fatiga, un dato relevante del informe de la Ibero señala la conexión entre descanso insuficiente y alteraciones en el peso. Durante el sueño se regulan hormonas que controlan el hambre y la saciedad, por lo que dormir menos de lo recomendado provoca mayor apetito, especialmente por alimentos con alto contenido de azúcar y grasa.
La recomendación consiste en priorizar siete a ocho horas de sueño continuo cada noche, lo que favorece el control del peso y mejora los niveles de energía durante el día.
Y cuando hablamos del cuidado de la flora intestinal, en lugar de enfocarse exclusivamente en suplementos probióticos, la Clínica sugiere incorporar alimentos ricos en fibra que nutren a las bacterias benéficas del intestino. El yogur, kefir, pepinillos, kombucha, pan de masa madre, kimchi y sopa miso constituyen opciones accesibles para la población mexicana.
Estos alimentos contribuyen a mantener la flora intestinal en condiciones óptimas sin necesidad de invertir en costosos productos comerciales.
AGUAS, ARNOLD
La investigación desmiente la necesidad de consumir grandes cantidades de proteína para desarrollar masa muscular. El informe aclara que el consumo debe ajustarse al programa de entrenamiento y características individuales.
Un exceso de proteína no utilizada se elimina por la orina o se almacena como grasa corporal, sin aportar beneficios adicionales al tejido muscular.
Y ya que andamos con los atletas, aunque caminar diez mil pasos representa un inicio favorable para personas sedentarias, el cuerpo se adapta a esta actividad, disminuyendo sus beneficios con el tiempo.
Los especialistas recomiendan para adultos 30 minutos diarios de ejercicio cardiovascular moderado durante al menos cinco días a la semana, complementados con entrenamiento de fuerza dos o tres veces por semana.
El informe también advierte sobre los riesgos de entrenar sin alimentación previa y sin supervisión profesional. Esta práctica puede provocar disminución del rendimiento físico, fatiga, recuperación lenta, pérdida de masa muscular y, en casos extremos, desmayos.
Para quienes desean implementar esta modalidad, se recomienda hacerlo con ejercicios de baja intensidad y asesoramiento profesional.
Y antes de consumir cualquier suplemento, los especialistas subrayan la importancia de verificar si existe una deficiencia nutricional real mediante análisis clínicos.
Resulta fundamental conocer las dosis recomendadas, la efectividad comprobada del producto y sus posibles interacciones con medicamentos u otras sustancias.
Para quienes buscan mejorar sus hábitos alimenticios, el mensaje de los especialistas es claro: la información correcta constituye el primer paso hacia una relación saludable con la comida, donde el disfrute y el bienestar pueden convivir sin contradicciones.